El Caudillismo Latinoamericano Arremete

El caudillismo latinoamericano arremete. Se aferra, desesperado, a sus últimos bastiones. Al verse amenazado, como no pasaba en años, ha recrudecido la represión y no pierde la oportunidad para intimidar a la población con su fuerza bruta.

Este fin de semana, precisamente el sábado 11 de mayo, fueron los cubanos los que volvieron a recibir, como si 60 años no bastaran, una buena dosis de totalitarismo. Se trató de un brutal ataque, por parte de la policía, a una marcha LGBTI que se desarrollaba en las calles de La Habana como respuesta a la cancelación de la Conga Nacional, fiesta tradicional que se celebra todos los años por el día en contra de la homofobia y la transfobia.

Durante el enfrentamiento, fueron detenidos manifestantes, activistas y varios periodistas independientes. La movilización, que pretendía reinvidicar la libertad, fue disuelta en minutos y el pueblo cubano fue, una vez más, silenciado. 

Herido durante el choque entre la policía y los manifestantes.

Mientras la mayor parte de Occidente camina inexorablemente hacia la igualdad de género y abraza con contundencia la diversidad sexual, ¿cómo es posible que este tipo de censura aún ocurra?

Desde sus inicios, la Revolución Cubana vio con malos ojos a los homosexuales. Estos y otros grupos que no cumplían con los cánones revolucionarios, eran enviados a campos de concentración denominados Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP) en donde se les pretendía “corregir” a través del trabajo. 

Dichos campos recibieron a miles de jóvenes durante años hasta que en 1968, luego de una fuerte presión tanto interna como internacional, fueron clausurados. Teniendo en cuenta estos antecedentes, no es de extrañar que, a pesar de que estemos en pleno siglo XXI, el gobierno de los Castro siga persiguiendo a la comunidad LGBTI.

Las mujeres, por otro lado, tuvieron otra suerte. A partir de la victoria rebelde, cientos de ellas fueron incluidas en la vida política y pasaron a dirigir diversos cargos. El gobierno de Fidel  incluso llegó a convertirse en pionero de la inclusión femenina en la política; sin embargo, más allá de las cifras, estas siempre estuvieron relegados a cargos secundarios que jamás tendrían la fuerza para imponer sus ideas o para contrariar la cúpula del partido comunista. 

Mariela Castro

Mariela Castro, por ejemplo, hija de Raul Castro y presidenta del Centro Nacional para la Educación Sexual (CENESEX), institución que se encarga de promover y organizar las manifestaciones LGBTI, aunque hubiese querido insistir en la realización de la denominada Conga Nacional, no hubiese logrado nada, ya que en los sistemas centralistas de corte caudillista nadie es suficiente para desafiar la autoridad.

Según las autoridades cubanas, la Conga Nacional fue cancelada por la “coyuntura que atraviesa el país” y la marcha posterior fue reprimida por considerarse, al no estar aprobada, ilegal. Sin embargo, estos estallidos violentos por parte de las fuerzas del estado cubano parecen responder más a la paranoia general que asedia a los líderes del triángulo de la opresión latinoamericana (Venezuela - Cuba - Nicaragua), quienes por primera vez en mucho tiempo empiezan a sentir un desequilibrio real. 

Conga Nacional en La Habana

El caudillismo latinoamericano jamás ha sido capaz de escuchar las peticiones de la población y el canciller de Venezuela, Jorge Arreaza, lo dejó bien claro durante sus declaraciones del lunes 6 de mayo en Rusia al sostener que “el sufrimiento de un pueblo no puede ser la clave para un cambio de gobierno”.

El trío de la opresión seguirá aferrándose al poder hasta las últimas consecuencias, pero como lo demostraron los cubanos este 11 de mayo, ni las amenazas, ni los gases y ni siquiera la misma cárcel podrá silenciar una población que exige ser escuchada.